Pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum PAM!

Vuelve a dolerme el corazón.

Vuelvo a disfrutar de la compañía de muchos de vosotros, de la preocupación de todos, de sentirme rodeada.
Vuelvo a tener la necesidad de perderme entre mucha gente y no ser capaz de llorar por vergüenza.
Vuelvo a tener ganas de gritar, de actuar, de tragarme todo mi orgullo y chillar.
Vuelvo a sentir dolor.
Vuelvo a dar vueltas como el pez que se muerde la cola y no recuerda más que dos segundos de su pasado.
Vuelvo a tener miedo.
Vuelvo a sentirme culpable.
Vuelvo a odiarme.
Ojalá pudiera comprar la capacidad de no sentir nunca más. Firmaría, no me lo pensaría, no lo dudaría.
¿Estás loca? ¿Qué quedaría de nosotros entonces?
Nada.
Vuelvo a tener la necesidad de no ser nada, rodearme de mucha gente y que nadie se de cuenta de que estoy allí. Chocarme con alguien y que ni se inmute. Sentirme diminuta, transparente.
Ojalá pudiera volar. Volar tan alto y lejos de aquí escapar.
¿Dónde irías?
Iría lejos, muy lejos, dónde hiciera tanto y tanto frío que las lágrimas no pudieran salir de mis ojos porque se congelarían antes de empezar a caer. Iría lejos, muy lejos, dónde hiciera tanta calor que las lágrimas no pudieran salir de mis ojos porque se secarían antes de salir.
Vuelvo a tener miedo a escuchar música.
Vuelvo a preferir el silencio, los baños de agua caliente hasta que se pone fría, las eternas horas en la cama tapada hasta la cabeza para no ver.
Vuelvo a odiar tener que explicar las cosas miles de veces.
Vuelvo a odiar que me pidan que no llore cuando es lo único que necesito.
Vuelvo a necesitar el café para seguir de pie.

Toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc toc;
¿Hay alguien allí?