Y sí, esa es la respuesta. Huiría lejos, muy lejos. Huiría a un lugar con mar donde este fuera azul turquesa y se pudiera oler a distancia. Un lugar donde la arena fuera blanca y fina y se enganchara por todo tu cuerpo. Huiría a un lugar donde el sol calentara pero no quemara. Un lugar donde el silencio te permitiera escuchar como respiras y donde no hubiera nada mejor que hacer que pasar el día contando las olas que van y vienen. Sí, huiría a un lugar con mar y lo haría contigo.